sábado, 25 de abril de 2015

Historia de la Electricidad

El fenómeno de la electricidad ha sido estudiado desde la antigüedad, pero su estudio científico sistemático comenzó en los siglos XVII y XVIII. A finales del siglo XIX los ingenieros lograron aprovecharla para uso doméstico e industrial. La rápida expansión de la tecnología eléctrica la convirtió en la columna vertebral de la sociedad industrial moderna.

Michael Faraday relacionó el magnetismo con la electricidad.

Mucho tiempo antes de que existiera algún conocimiento sobre la electricidad, la humanidad era consciente de las descargas eléctricas producidas por peces eléctricos. En textos del Antiguo Egipto que datan del 2750 a. C. se referían a estos peces como “los tronadores del Nilo”, descritos como los “protectores” de los otros peces. Posteriormente, los peces eléctricos también fueron descritos por los romanos, griegos, árabes naturalistas y físicos. Autores antiguos como Plinio el Viejo o Escribonio Largo, describieron el efecto de adormecimiento de las descargas eléctricas producidas por peces eléctricos y rayas eléctricas; además, sabían que estas descargas podían transmitirse por materias conductoras. Los pacientes que sufrían de enfermedades como la gota y el dolor de cabeza se trataban con peces eléctricos con la esperanza de que la fuerte sacudida pudiera curarlos. Posiblemente el primer acercamiento al estudio del rayo y su relación con la electricidad, se atribuye a los árabes, que antes del siglo XV tenían la palabra árabe para rayo (raad) aplicado al rayo eléctrico.

En culturas antiguas del mediterráneo se sabía que ciertos objetos, como una barra de ámbar, al frotarla con una lana o piel podía atraer objetos livianos como plumas. Hacia el año 600 a. C. Tales de Mileto hizo una serie de observaciones sobre electricidad estática, donde creyó que la fricción dotaba de magnetismo al ámbar, al contrario que minerales como la magnetita, que no necesitaban frotarse. Tales se equivocó al creer que la atracción era producida por un campo magnético, aunque más tarde la ciencia probaría que hay una relación entre el magnetismo y la electricidad. De acuerdo a una teoría controvertida, los partos podrían haber conocido la electrodeposición, basándose en el descubrimiento en 1936 de la Batería de Bagdad, similar a una celda voltaica, aunque es incierto si el artefacto era de naturaleza eléctrica.

Mientras la electricidad se consideraba todavía poco más que un espectáculo de salón en el siglo XVII, William Gilbert realizó un estudio cuidadoso de electricidad y magnetismo, diferenciando el efecto producido por trozos de magnetita, de la electricidad estática producida al frotar ámbar. Además, para referirse a la propiedad de atraer pequeños objetos después de haberlos frotado. Esto dio alcance al uso de "eléctrico" y "electricidad", haciendo su primera aparición en 1646 en la publicación Pseudodoxia Epidemica de Thomas Browne.

Posteriormente, se hicieron nuevas aproximaciones científicas al fenómeno en el siglo XVIII por investigadores sistemáticos como Henry Cavendish, Du Fay, van Musschenbroek y Watson. Estas observaciones empiezan a dar sus frutos con Galvani, Volta, Coulomb y Franklin, ya a comienzos del siglo XIX, con Ampère, Faraday y Ohm. No obstante, el desarrollo de una teoría que unificara la electricidad con el magnetismo como dos manifestaciones de un mismo fenómeno llegó hasta la formulación de las ecuaciones de Maxwell en 1865.24

Los desarrollos tecnológicos que produjeron la Primera Revolución Industrial no hicieron uso de la electricidad. Su primera aplicación práctica generalizada fue el telégrafo eléctrico de Samuel Morse (1833), que revolucionó las telecomunicaciones. La generación de electricidad industrialmente comenzó cuando, a fines del siglo XIX, se extendió la iluminación eléctrica de las calles y las casas. La creciente sucesión de aplicaciones que esta forma de la energía produjo hizo de la electricidad una de las principales fuerzas motrices de la Segunda Revolución Industrial. Este fue un tiempo de grandes inventores, como Gramme, Westinghouse, von Siemens o Alexander Graham Bell. Entre ellos destacaron Nikola Tesla y Thomas Alva Edison, cuya revolucionaria manera de entender la relación entre investigación y mercado capitalista convirtió la innovación tecnológica en una actividad industrial.

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